lunes, 12 de enero de 2009
El trato que el estado chileno les da a las universidades que supuestamente le pertenecen obliga a estas a tomar dos caminos: autofinanciarse, provocando en muchos casos colapsos financieros que afectan gravemente a la calidad de la educación; y en segundo lugar salir a vender sus servicios en el “mercado educacional”. Esto último ha generado la existencia de carreras de primer nivel que gracias a su alto precio en el mercado (arancel de referencia) logran autosustentarse solas, y carreras de segunda categoría, para nada rentables en el mercado y que son las que principalmente reciben las migajas del estado.
De acuerdo a datos de la OCDE, la Educación superior en Chile es la sexta más cara del mundo, lo cual es especialmente grave si se considera que los países en los cinco primeros puestos tienen un ingreso per cápita muy superior el nuestro. Además, un artículo publicado en El Mercurio afirma que en promedio, un estudiante de periodismo, sicología o medicina con crédito fiscal se demorará 26 años en pagar la carrera una vez titulado.
Los aranceles en las universidades del estado hoy son similares a los de las universidades privadas, superando en todos los casos, y por bastante, a un sueldo mínimo. Si nos comparamos con el resto del mundo, nuestro sistema de educación superior es una locura. Prácticamente todos los países tienen un sistema mixto con Universidades públicas gratuitas y Universidades privadas en las cuales se paga. En nuestro país, a modo de ejemplo, la Universidad de Chile recibe solo el 17% de su presupuesto por parte del Estado.
Ante la desprotección del estado, era imposible que en época de crisis los que no tuvimos nada que ver con la generación de esta recesión, pagáramos los platos rotos. En la UPLA, los aranceles de todas las carreras subieron en un 10%. Así, carreras como sociología y periodismo (categorizadas como de “primer nivel” dentro de la UPLA) los aranceles anuales subieron aproximadamente en $200.000. Esto no afecta a los estudiantes, sino a sus familias. Y tomando en cuenta que a nuestra Universidad ingresan mayoritariamente estudiantes de los 2 primeros quintiles, claramente vemos quienes son los más desfavorecidos con esta crisis. Sin embargo, los trabajadores públicos ya dieron el ejemplo con la consigna que la crisis no la pagarán los trabajadores, como pretendía el gobierno al otorgarles un reajuste miserables que implicaba un descenso real en sus remuneraciones respecto a la inflación.
Esta crisis se cuela por todos lados. ¿Los hijos de los trabajadores seremos entonces los que pagaremos la crisis? La respuesta solo la tenemos nosotros. Es por eso que hacemos el llamado no solo a pronunciarse y organizarse contra el alza de los aranceles (que es solo la superficie del problema) sino a ponernos nuevamente como comunidad universitaria UPLA en contra del avance de la educación de mercado (uno de cuyos efectos es el alza de los aranceles) y salir en la defensa de la Universidad pública.
De acuerdo a datos de la OCDE, la Educación superior en Chile es la sexta más cara del mundo, lo cual es especialmente grave si se considera que los países en los cinco primeros puestos tienen un ingreso per cápita muy superior el nuestro. Además, un artículo publicado en El Mercurio afirma que en promedio, un estudiante de periodismo, sicología o medicina con crédito fiscal se demorará 26 años en pagar la carrera una vez titulado.
Los aranceles en las universidades del estado hoy son similares a los de las universidades privadas, superando en todos los casos, y por bastante, a un sueldo mínimo. Si nos comparamos con el resto del mundo, nuestro sistema de educación superior es una locura. Prácticamente todos los países tienen un sistema mixto con Universidades públicas gratuitas y Universidades privadas en las cuales se paga. En nuestro país, a modo de ejemplo, la Universidad de Chile recibe solo el 17% de su presupuesto por parte del Estado.
Ante la desprotección del estado, era imposible que en época de crisis los que no tuvimos nada que ver con la generación de esta recesión, pagáramos los platos rotos. En la UPLA, los aranceles de todas las carreras subieron en un 10%. Así, carreras como sociología y periodismo (categorizadas como de “primer nivel” dentro de la UPLA) los aranceles anuales subieron aproximadamente en $200.000. Esto no afecta a los estudiantes, sino a sus familias. Y tomando en cuenta que a nuestra Universidad ingresan mayoritariamente estudiantes de los 2 primeros quintiles, claramente vemos quienes son los más desfavorecidos con esta crisis. Sin embargo, los trabajadores públicos ya dieron el ejemplo con la consigna que la crisis no la pagarán los trabajadores, como pretendía el gobierno al otorgarles un reajuste miserables que implicaba un descenso real en sus remuneraciones respecto a la inflación.
Esta crisis se cuela por todos lados. ¿Los hijos de los trabajadores seremos entonces los que pagaremos la crisis? La respuesta solo la tenemos nosotros. Es por eso que hacemos el llamado no solo a pronunciarse y organizarse contra el alza de los aranceles (que es solo la superficie del problema) sino a ponernos nuevamente como comunidad universitaria UPLA en contra del avance de la educación de mercado (uno de cuyos efectos es el alza de los aranceles) y salir en la defensa de la Universidad pública.
Por la defensa de la educación pública…
¡BASTA DE ABUSOS!
¡NO MÁS ALZA DE ARANCELES!