lunes, 24 de noviembre de 2008
Es cierto que el estudiantado de la UPLA pasa por una crisis orgánica que ha provocado la inexistencia de una Federación. Es cierto que esa misma desorganización tuvo su efecto en el desorden en las movilizaciones durante el año, en donde cada carrera actuó a su manera, sin plantear alguna actividad con fuerza y centralidad. También es cierto que este mismo desorden provocó que no hayamos podido aglutinar hasta ahora todas las demandas internas en un solo gran petitorio que nos permitiera plantearnos de manera conjunta, y en unidad de acción, frente a las autoridades. Todos estos hechos son reales, y nos afectan enormemente. Buscar las causas de estos hechos nos harían ahondar aún más, pero ese mismo asunto es tema del futuro CONGRESO DE ESTUDIANTES.
Lo cierto es que el reconocer como ciertos los hechos descritos anteriormente no pueden llevarnos a aceptarlos como parte de la normalidad. No es normal que supuestos “estudiantes” de esta casa de estudios aprovechen la desorganización y ataquen a la Federación de Estudiantes y otros espacios de organización, provocando destrozos y hasta saqueos (como el último caso de Sociología). No es normal que esos mismos “estudiantes” ataquen a otros, golpeándolos e insultándolos. Y mucho menos normal es el hecho de aprovecharse de las movilizaciones para destrozar la universidad y robar parte de su mobiliario.
Como jóvenes comunistas, no rechazamos ninguna forma de lucha, sea esta violenta o no. Como decía Marx, “la violencia es la partera de la historia”, es lo que decide e impone qué camino seguir en el momento de una crisis entre dos poderes iguales: el capital y el trabajo. De acuerdo a un análisis concreto y particular de todo esto, se podrán dar casos en los que ha sido muy poca o mayoritariamente preventiva la violencia desatada, o casos en los que ha sido muy necesaria y desesperada.
Lo cierto es que creemos que toda lucha revolucionaria, sea violenta o no, debe necesariamente tener un contenido de masas. Como lo planteaba Lenin, esta tiene un programa a largo plazo, una estrategia y unas tácticas, un sistema organizativo y unas relaciones con el pueblo que le hacen escoger siempre los métodos más adecuados para avanzar en la misma conciencia política del pueblo, buscando siempre el contenido tanto pedagógico de las acciones como su efectividad.
Por el contrario, la violencia individualista es practicada por personas aisladas o a lo sumo por muy reducidos colectivos sin apenas implantación directa en las masas. Toda violencia, si quiere ser efectiva a la larga ha de integrarse en organizaciones de masas más amplias. Son esas organizaciones las que analicen por qué, cuándo y cómo proceder, siempre con acciones de masas y con exigencias reivindicativas fácilmente comprensibles.
Ciertos grupúsculos al interior de la UPLA no han comprendido este concepto, y ocupan herramientas que son legítimas para el movimiento estudiantil, sin tener ningún objetivo ni contenido político. Son los mismos que por tratar de “politizar al lumpen”, terminaron por lumpenizar la política, y que actualmente “luchan” por la liberación de supuestos “presos políticos” encarcelados en Argentina a causa de hechos que ponen en duda su condición de “políticos”.
En síntesis, la violencia debe ser tratada siempre con un carácter de masas, y por lo mismo, jamás debe ser utilizada en contra de quienes, a través de otros métodos, luchan contra el imperialismo y sus efectos perversos en la sociedad. Una vez comprendido esto, es que hacemos el llamado a todas las organizaciones estudiantiles (políticas o no) a hacernos responsable de la situación actual, manifestarse sobre esta contingencia y a no dejarse amedrentar por grupúsculos que lo único que hacen es ayudar a cavar la fosa en la que el sistema capitalista enterrará para siempre la libertad humana…
JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE
UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA
1 personas han comentado:
Saludos fraternos compañeros.
Lo que pasa en la Upla
es vergonzoso y triste, el lumpem se ha tomado la universidad, pero más aún, es la apatía lo que está provocando el ocaso de la política universitaria en nuestra casa de estudios.
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