miércoles, 1 de julio de 2009
Negar el carácter esencialmente agresivo del imperialismo norteamericano es condenar a la muerte a cualquier proceso revolucionario latinoamericano. Esta es quizás la mejor lección que podemos sacar de los actuales hechos que ocurren en Honduras.
Durante medio siglo Honduras fue utilizada por los Estados Unidos como una plataforma para agresiones contra Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Cuba y el resto de los países de Centroamérica y el Caribe que buscaban su liberación del yugo imperialista. A través de su embajada yanqui, Honduras se convirtió en una base de “contrainsurgencia” en el Caribe, terminal aéreo de vuelos de la muerte, lugar de tortura, asesinatos y desapariciones.
Actualmente, dicho país se transforma en el centro de una batalla continental entre las fuerzas que buscan nuevamente liberarse de la dominación norteamericana y aquellas que no desean perder sus privilegios ganados al convertirse en yanaconas del imperio.
Manuel Zelaya, candidato centroderechista que ganó las elecciones presidenciales hondureñas el año 2005, fue el pasado domingo víctima de un golpe de Estado orquestado por los sectores que siempre le habían visto como uno de los suyos, aunque cada vez más descarriado. Si bien llegó al poder impulsado por el conservador Partido Liberal, pronto daría un giro a la izquierda en sus políticas sociales y en las relaciones exteriores del Gobierno, al sumarse al ALBA y coquetear con el "socialismo del siglo XXI" de Hugo Chávez.
Dentro de dichas medidas progresistas, estaba la de realizar una consulta popular para levantar una asamblea constituyente que promulgara una nueva constitución. Dicha consulta era apoyada por sindicatos, campesinos, indígenas y organizaciones estudiantiles que habían sido muy críticos con los gobiernos civiles surgidos después de varios años de administraciones militares, aliadas de EEUU en la guerra contra los sandinistas en los años 80.
El asunto central que nos convoca es como nuevamente el carácter agresivo del imperialismo yanqui se hace presente y a través de fuerzas armadas instruidas en la Escuela de las Américas derroca a un presidente que estaba conduciendo a su pueblo por los caminos de Bolívar, Allende y el Ché. Este es el momento de comprobar que la fuerza y seriedad de la política bolivariana no son solo un discurso, sino una realidad. Por lo tanto, hacemos el llamado a la solidaridad internacionalista para lograr que en Honduras se reponga la democracia y en Nuestra América siga construyendo la alternativa bolivariana.
Durante medio siglo Honduras fue utilizada por los Estados Unidos como una plataforma para agresiones contra Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Cuba y el resto de los países de Centroamérica y el Caribe que buscaban su liberación del yugo imperialista. A través de su embajada yanqui, Honduras se convirtió en una base de “contrainsurgencia” en el Caribe, terminal aéreo de vuelos de la muerte, lugar de tortura, asesinatos y desapariciones.
Actualmente, dicho país se transforma en el centro de una batalla continental entre las fuerzas que buscan nuevamente liberarse de la dominación norteamericana y aquellas que no desean perder sus privilegios ganados al convertirse en yanaconas del imperio.
Manuel Zelaya, candidato centroderechista que ganó las elecciones presidenciales hondureñas el año 2005, fue el pasado domingo víctima de un golpe de Estado orquestado por los sectores que siempre le habían visto como uno de los suyos, aunque cada vez más descarriado. Si bien llegó al poder impulsado por el conservador Partido Liberal, pronto daría un giro a la izquierda en sus políticas sociales y en las relaciones exteriores del Gobierno, al sumarse al ALBA y coquetear con el "socialismo del siglo XXI" de Hugo Chávez.
Dentro de dichas medidas progresistas, estaba la de realizar una consulta popular para levantar una asamblea constituyente que promulgara una nueva constitución. Dicha consulta era apoyada por sindicatos, campesinos, indígenas y organizaciones estudiantiles que habían sido muy críticos con los gobiernos civiles surgidos después de varios años de administraciones militares, aliadas de EEUU en la guerra contra los sandinistas en los años 80.
El asunto central que nos convoca es como nuevamente el carácter agresivo del imperialismo yanqui se hace presente y a través de fuerzas armadas instruidas en la Escuela de las Américas derroca a un presidente que estaba conduciendo a su pueblo por los caminos de Bolívar, Allende y el Ché. Este es el momento de comprobar que la fuerza y seriedad de la política bolivariana no son solo un discurso, sino una realidad. Por lo tanto, hacemos el llamado a la solidaridad internacionalista para lograr que en Honduras se reponga la democracia y en Nuestra América siga construyendo la alternativa bolivariana.
MARCHA
MIÉRCOLES 1 DE JULIO, 18:30 HORAS, PLAZA VICTORIA
JUVENTUDES COMUNISTAS DE CHILE
BASE COMANDANTE TAMARA
UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA
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